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Dr. Felipe Del Castillo

A veces solemos poner nuestros intereses y planes por encima de los de Dios. La palabra de Dios es comparada con una semilla, así que cuando esa semilla entra en mi corazón, el mismo ADN que tiene Dios se introduce en mi ser.

Para introducirlo en su propósito, Dios llamó a Abraham a cortar con su familia, cultura y posición. Abraham nunca hubiera podido tener en Ur lo que Dios le dio después de que salió de Ur. Si es que quiero que Dios me introduzca en mi propósito, debo estar situado en el lugar y en el momento correcto. Dios busca romper mis afectos con mi familia y cultura. Esto no quiere decir que desprecie a mi familia y cultura, pero sí significa que entiendo que, ante todo, Dios es primero.

En Hechos 7 nos habla de cómo Dios llamó a Abraham, y éste fue obediente, desapegándose de su familia, cultura y posición para poder obedecer la instrucción que Dios le dio. Dios visitó a Abraham con su gloria, y eso lo impactó tanto, que lo llevó a dejar todo para seguir la voz de Dios.

De la historia de Abraham, aprendemos dos puntos fundamentales para introducirnos en nuestro propósito:

  1. Todo ser humano necesita un encuentro con Dios para entrar en su destino.

Nuestro primer llamado no es conocer nuestro propósito, nuestro primer llamado es a tener un encuentro con Jesús. Cuando tenemos un encuentro genuino con Dios, es que entendemos que Dios tiene un propósito para nosotros, y Dios pone el querer como el hacer, indicándonos cuál es el camino que debemos tomar.

Una vez que hemos tenido un encuentro con Dios, debemos mantener la pasión. Si permitimos que la pasión se apague, descuidando nuestra relación con Dios, nos haremos religiosos.

  • Si no has resuelto tu pasado, te detendrás a medio camino. Abraham se detuvo en Harán, y se estancó ahí por algunos años. Para Abraham, Harán representaba una conexión con su pasado. Una vez que nos hemos encontrado con Dios, necesitamos empezar un proceso de restauración y de sanidad. Si no soltamos nuestro pasado, estaremos incapacitados para sostener lo que Dios nos dé en el futuro.

Para Dios, la etapa en Harán no fue trascendente. ¿Qué tanto de lo que hago cuenta verdaderamente para Dios? Dios ha preparado cosas que solo tú puedes hacer, pero necesitas desapegarte de aquello que te estorba y soltar tu pasado para poder introducirte en tu propósito.

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